Por Boris Dedoff, Consultor Digital
La ANR sabe utilizar los mecanismos democráticos como herramientas para consolidar proyectos fuertes. Se dice que tiene una gran estructura, está basada en su funcionamiento institucional, cimiento de su maquinaria electoral. Ya tiene “unidad”, y con esta ha demostrado que puede superar el 35% de los votos en cualquier elección solamente con el voto duro y algo más.
La “oposición” no es una unidad ni una organización, se refiere a los partidos y movimientos que de una forma u otra compiten contra el oficialismo de turno, en este caso la ANR, que tiene mayorías en el Congreso y preside el Poder Ejecutivo. Para vencer electoralmente a la ANR es necesaria una mayoría simple por sobre cualquier resultado que pueda obtener.
La única forma aparente de lograrlo es unir las fuerzas de la oposición en una alianza o concertación, concentrar los votos en un solo proyecto presidencial y listas únicas para el congreso. Pero, ¿es esto suficiente para ganar? En los papeles parece que sí, pero en la realidad es más complicado. En intentos previos, solo una vez se logró el objetivo.
Definir una Marca fuera del encuadre oficialista
Es necesario posicionar la concertación o alianza como marca política. Aún no cuenta con fortaleza de posicionamiento: teniendo la concertación una identidad de marca dispersa, sostenida solo por estar contra el oficialismo, en este sentido no tiene fuerza comunicacional para convencer al electorado, que ve a los distintos participantes como fuerzas antagónicas.
Sumemos a esto el hecho de que la campaña mediática de la ANR es inclusiva de la oposición: el partido colorado hábilmente utiliza los medios de comunicación para posicionar a los referentes de la oposición como funcionales hacia uno de los movimientos internos de la ANR.
Marca política débil = fuga de votos
El elector no llevará el voto a la concertación con el solo objetivo de destronar a la ANR: felizmente votará por los colorados si es que la concertación no convence, o demuestra suficiente desunión como para dar la idea de que luego de la victoria reinará el caos el la república. Esto es un argumento usado también por el oficialismo, citando ejemplos anteriores. Una importante voluntad política es necesaria para consensuar una imagen y discurso político fuerte.
Construir Credibilidad Ciudadana
Se deben agotar todas las instancias democráticas para decantar las candidaturas y llegar a listas únicas. Todo esto con la participación activa de la ciudadanía. Lo que siempre ha restado al posicionamiento de los candidatos opositores es que varios se han lanzado por las cúpulas partidarias, con una bajada de línea u orden de líderes de movimientos o partidos. El resultado son candidaturas que poco conectan con los electores, más todavía los independientes o indecisos. Esto también resta a la marca política de concertación mostrando que los líderes políticos dan la espalda a la ciudadanía.
Usar los mecanismos democráticos y aceptar los resultados construirá una imagen creíble y sólida de actitudes democráticas e instituciones que no solo funcionan sino que hacen el seguimiento para consolidar las decisiones populares.
Construir Marca Política
Una vez superados los plazos e instancias, que puedan ser internas y votaciones democráticas, se debe acordar una sola estrategia y táctica comunicacional para la concertación. Si esto debe incluir la aceptación de cuestiones ideológicas y objetivos políticos, que así sea. Múltiples campañas lograrán solo la atomización de la comunicación: esto lo hemos visto hace poco en las elecciones municipales. Buscar llegar a muchos con muchas campañas, es llegar a nadie.
Sin una unificación de estos criterios, captar los votos necesarios para vencer será difícil. La concertación debe tener ser marca con personalidad, públicos y segmentos definidos, y debe actuar con estrategias de comunicación claves unificadas, de las cuales no deben desviarse los distintos integrantes de la concertación política.
Cumplir los acuerdos en cuanto a campañas, estrategias de acercamiento al electorado y la participación ciudadana activa, son la receta para crear una marca política que tenga sentido para el elector paraguayo y es lo que llevará a un éxito. La intención es buena, pero se necesita más: una estrategia de marca política.